Estamos en plena temporada de los primeros exámenes, sin duda, el momento clave para evaluar la efectividad de tu estrategia de estudio. De hecho, podría considerarse como la prueba definitiva de tu planificación académica, sin duda.
En cada curso y en cada sesión de asesoramiento personalizado, cuando abordamos el tema de la planificación de estudio, hago hincapié de manera fundamental en tres pilares esenciales que debe cumplir tu estrategia de estudio:
Realista
Evita fantasías y sé honesto contigo mismo. No tiene sentido elaborar un plan de estudio si no te involucras activamente con el material, ya sea el libro de texto o los apuntes. Sumérgete en los contenidos, revísalos, analízalos y pregúntate:
¿Cuánto tiempo puedo dedicar realmente al estudio diariamente? ¿3-4 hojas, 5-6 hojas, un tema por día? Sea cual sea tu capacidad, esa será tu unidad de estudio. Cada examen constará de x unidades, por ejemplo:
- Unidad 1: Páginas 1 a 20
- Unidad 2: Páginas 21 a 30
- Unidad 3: Páginas 31 a 40
Las unidades no tienen que tener la misma cantidad de páginas o contenido, ya que los días de la semana tampoco son uniformes en disponibilidad de tiempo. Sé realista, no planifiques sesiones de estudio de 4 horas, porque nadie se lo creerá. Recuerda: "Más y mejor en menos tiempo".
De atrás hacia adelante
En otras palabras, comienza el día anterior al examen. No incluyas el último día en tu planificación; resérvalo exclusivamente para una revisión general. Excluyendo este día, coloca en tu calendario diario una unidad de estudio correspondiente a cada día, teniendo en cuenta que la unidad debe adaptarse al día de la semana, ya que no todos son iguales.
Repasos acumulativos
Este aspecto es crucial en tu planificación de estudio. Cada día, repasa lo que has estudiado ese día y, además, acumula las unidades de estudio anteriores. Es decir, en el tercer día de tu planificación, repasarás el contenido del día 1 + día 2 + día 3. No te preocupes, los repasos no serán interminables. El contenido de la unidad de estudio 1 te llevará 10 minutos el primer día, 5 minutos el segundo día y 3 minutos el tercer día. ¿No te parece factible?
Conclusión
En conclusión, abordar los desafíos académicos durante la temporada de exámenes implica no solo un compromiso con la disciplina, sino también una estrategia de estudio inteligente. La clave, como hemos explorado, radica en el realismo, la planificación efectiva y la implementación de repasos acumulativos.
La realidad de cualquier planificación de estudio debe estar arraigada en la honestidad consigo mismo. No se trata simplemente de asignar un bloque de tiempo arbitrario para el estudio, sino de comprender realmente cuánto puedes asimilar de manera efectiva en un período dado.
La unidad de estudio, como mencionamos, se convierte en la piedra angular de esta estrategia, siendo esencial adaptarla a la cantidad de material y al tiempo disponible en cada día de la semana.
- La táctica de planificar de atrás hacia adelante proporciona una perspectiva valiosa para la gestión del tiempo. Al reservar el día previo al examen exclusivamente para una revisión general, se establece un enfoque claro en la consolidación del conocimiento adquirido. Cada día, desde este punto hasta el inicio de la preparación, se dedica a una unidad de estudio específica, adaptada a la naturaleza variable de los días de la semana.
- La técnica de repasos acumulativos no solo refuerza la retención del material, sino que también se alinea con el principio de eficiencia. Al repasar el contenido de días anteriores de manera progresiva, se optimiza el tiempo dedicado a esta tarea, reflejando el lema "más y mejor en menos tiempo". Este enfoque no solo facilita la memorización a largo plazo, sino que también permite que los repasos diarios sean manejables y, por lo tanto, más sostenibles en el tiempo.
En última instancia, una planificación de estudio efectiva es la piedra angular de un rendimiento académico exitoso. La reflexión sobre la propia capacidad, la implementación de un enfoque estratégico y la persistencia en los repasos acumulativos son elementos fundamentales para superar los desafíos de los exámenes. Al seguir estos pilares, no solo se construye una base sólida para el éxito en la temporada de exámenes, sino que también se cultivan hábitos de estudio beneficiosos a largo plazo.