Pensamiento crítico y educación: la necesidad de cambiar

A lo largo de mis años como profesora particular, así como de alumna, observo y sigo analizando cómo son las clases en los centros educativos, física y metodológicamente hablando, y cómo evoluciona el docente y el alumnado.

Empieza a dar clases particulares

Como alumna me exigen que estudie las nuevas metodologías activas, que busque la participación del alumnado, que motive su aprendizaje, que persiga sus intereses y consiga que desarrollen un pensamiento crítico. Sin embargo, me sigo enfrentando al aula clase tradicional, al espacio repartido en mesas lineales, mientras el profesor se sitúa al frente de la clase y dirige la misma. Se siguen proponiendo exámenes, copiar y pegar diapositivas, explicaciones sin reflexión, libros de texto con múltiples ejercicios para hacer en casa y en clase mientras el profesor se sienta y espera a que terminen.

Como docente, me enfrento a las directrices marcadas en el BOE que, sin embargo, no puedo realizar finalmente en clase porque el espacio del centro no me lo permite, o porque, al ser un centro privado o concertado, mi actuación docente se guía por unas instrucciones religiosas y/o limitadas.

¿Dónde está todo lo que el currículo exige? No culpo a los docentes solamente; aquí la responsabilidad es de todos. Pero mi reflexión es: ¿cuándo se va a hacer tangible realmente todas estas ideas utópicas educativas? ¿Cuándo se va a poner el foco realmente en los centros y no tanto en la política y la comodidad docente?

En los centros educativos puede observarse cómo el alumnado sigue desmotivado con las metodologías tradicionales y cómo exigen cada vez más una enseñanza actual e interesante para ellos. Sin dejar atrás los saberes básicos que deben abordarse, considero necesario que TODA la comunidad educativa, dedicase tiempo a apreciar realmente cuáles son las necesidades del alumnado, a todos los niveles.

Hace unos días en clase los alumnos se quejaban de que ya han recibido la charla sobre alcohol en los tres cursos que llevan de eso y que, a pesar de ser muy interesante, le resulta repetitiva que sean todos los años iguales. Les pregunté sobre a cuáles otras les apetecería asistir y la mayoría pidió: educación sexual. Podemos mirar hacia otro lado con este tema o podemos realmente enfrentarnos a la realidad: los adolescentes, no muy lejos de lo que todos hemos experimentado, necesitan saber a qué se enfrentan y tener más conocimiento sobre un tema tan actual y necesario.

Me parecería más triste y preocupante que no quisieran hablar del tema o miraran hacia otro lado, como ya se hace en muchos centros o por parte de muchos padres. Sin embargo, ellos quieren hablar sobre temas reales, asuntos que le sirvan en su día a día y tener espíritu crítico sobre los temas. ¿No es eso lo que se exige en el currículo? ¿O el pensamiento crítico es solo para la literatura universal?

Escuchémosles, démosle nuestro apoyo y compartamos con ellos y con los especialistas sobre el tema la sabiduría que necesitan para que crezcan y se desarrollen en un entorno seguro y sean capaces de decidir sobre lo que quieren.

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