Quiero ser como mis alumnos. ¡Los regalos se regalan!

El día a día de cada uno de nosotros está lleno de regalos que, en ocasiones, nos cuesta ver debido a múltiples razones. Como estudiante de un nuevo idioma, aprendiz de una nueva disciplina, cada uno de mis profesores y maestros han sido y son un referente para mí. De quien trato de observar sus hábitos, maneras de ejecutar la técnica, acciones concretas para conseguir mi objetivo.

Pero en mi caso, desde que trabajo como profesor, mis alumnos también son un referente. Cada uno que me contacta interesad@ en mis clases, en cada uno de ellos, ya en las primeras clases, descubro que posee algo maravilloso que me gustaría tener, que aprendo de él o ella y que durante las clases compartimos. Porque en ellas, no solo se comparten contenidos, sino también mucha energía por parte del aprendiente y del profesor, ilusión, nuevas ideas, estados de ánimo… y todo ello gracias a la empatía por parte de ambos. De hecho, pensaba estos días que ellos modifican y mejoran mi técnica, puesto que la adapto a sus necesidades. Dicho en otras palabras, yo soy mejor profesor, en mi práctica docente que cuando comencé hace, gracias exclusivamente a ellos, a muchos de vosotros.

El pasado mes de junio me contactó una futura alumna que deseaba mejorar su español, en concreto su pronunciación, y dejadme que os diga que su nivel es muy alto y una pronunciación envidiable. Ttambién me contaba las circunstancias en las que había aprendido el idioma pero además, me avisaba en su primer mail de que no me asustara, ya que ella tenía 66 años.

Desde el primer café que nos tomamos en Plaza España para conocernos y diseñar el plan de acción de clases durante los meses de verano, descubrí que yo de mayor quería ser como ella. Yo con 66 años quiero llevar a cabo lo que desee con la misma energía, ilusión e inocencia como ella hace. Viene cada año a vivir a Madrid, la ciudad de la que está enamorada, nos visita cuando llega la primavera hasta que termina el verano. Esto lo hace desde que está jubilada porque desea hablar el castellano, perfeccionarlo y empaparse de la cultura que lleva en su apellido, la cual no pudo disfrutar por circunstancias sociales y personal.

Marie Christine ha sido un gran ejemplo de persona valiente y apasionada.

Es un regalo como profesor y por ello, quiero compartirlo con todos vosotros aquí y ahora. Porque para mí, los regalos se regalan.

Rodolfo Sacristán.

Profesor ELE, actor, coach de voz hablada y pronunciación.

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