El 24 de enero de 1917, las mujeres trabajadoras de Petrogrado (actual San Petersburgo) lideraron una manifestación en demanda de pan, lo que desencadenó en disturbios que llevaron a la caída del gobierno Tsarista y el inicio de la Revolución Rusa.
La Primera Guerra Mundial había dejado a Rusia exhausta, y la economía estaba en ruinas. Los precios del pan y otros alimentos básicos habían subido enormemente, y la gente estaba muriendo de hambre. La situación era insostenible, y el pueblo ruso estaba harto de la autocracia zarista y de la guerra interminable.
La manifestación de las mujeres trabajadoras fue el catalizador que desató las revueltas populares. Los trabajadores de la ciudad se unieron a las mujeres en las calles, y pronto se formaron asambleas obreras y campesinas. El ejército, cansado de luchar en una guerra que no podía ganar, se negó a reprimir a la multitud. El gobierno zarista se derrumbó, y el zar Nicolás II abdicó el 15 de marzo de 1917.
La Revolución Rusa de 1917 es considerada uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX. Llevó a la creación de la Unión Soviética, la primera de una serie de repúblicas socialistas en Europa y Asia. También tuvo un impacto duradero en la política internacional, ya que llevó a la formación de los movimientos comunistas en todo el mundo.
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