Ingeniero industrial y estudiante de Psicología. Enseño las Matemáticas del humor

Enseño matemáticas pero soy un firme defensor del humor como una de las mejores maneras de hacer llegar ciertos mensajes, sobre todo cuando pueden resultar áridos al principio. Estoy convencido de que inventar problemas sobre una hipotética panadería de Raquel Bollo, las locas aventuras de la prima escondida de Maluma, las andaduras de Ash Ketchup y Mostaza que no gana un solo combate sin ayuda o modelizar mecánicas de juegos de móvil estilo el Cow Evolution como aplicación de las progresiones geométricas a la vida cotidiana no está ligado necesariamente a sacrificar nivel o rigor, tanto menos con el desarrollo de una expresión escrita correcta. No pasa nada por analizar modelos de negocio de influencers como Llados Fitness u otras experiencias como escenas de cine de ayer y hoy. Las matemáticas tienen mucho que decir en la vida cotidiana, pero son como las flores de Alicia en el País de las Maravillas: solo hablan cuando hay alguien dispuesto a escuchar de verdad.

Creo que mejorar la relación con las Matemáticas pasa por entenderse, por mirarse y por aceptar que el error forma parte de ti y de todos, que no puedes vivir sin equivocarte y que es mejor dejar de preocuparse tanto por eso. Superado eso seguramente se imponga la satisfacción de llegar a la meta con dificultad y esa, esa sí, sí que es adictiva.