Aunque el yoga es cada vez más conocido en occidente, aún hay muchas dudas, preguntas o falsos mitos sobre esta práctica. Como profesora que da clases de yoga, os hablaré sobre un poco más sobre esta disciplina.
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En su origen se realizaban las posturas (asanas) para preparar la mente para la meditación. Hoy en día las personas que hacen yoga tienen diferentes motivaciones como tener más calma, o estirar los músculos, corregir malas posturas, fortalecer el cuerpo, aprender a respirar mejor, tener menos estrés, etc.
Hoy os voy a hablar sobre los cambios que podemos experimentar con la práctica de yoga, lo haré desde mi propia experiencia, tanto como desde mi práctica personal como desde mi rol como profesora de yoga.
Comencé a practicar yoga "tarde" (matizo: todo momento es bueno para comenzar, no creo realmente que nadie llegue tarde para empezar a hacer yoga, doy clases a personas que se han iniciado en la práctica pasados los setenta años), en mi caso tenía ya más de 30 años, las contracturas en mi cuello eran constantes, en mi espalda se podía apreciar una lordosis lumbar, y mis caderas eran bastante rígidas, comenzar a estirar los músculos de las caderas fue toda una odisea para mí. Muchas veces se piensa que las mujeres tenemos mucha más flexibilidad que los hombres, os aseguro que he visto hombres con poca experiencia en la práctica de yoga, con mucha más flexibilidad en caderas que yo en mis inicios.
Empecé "tarde" pero de forma bastante intensa, ya que me metí de lleno en el estudio de yoga y formándome para poder llegar a ser profesora.
A la vez que iba aprendiendo mi cuerpo se fue transformando, mi postura cambió, músculos que estaban acortados llegaron a estirarse, y músculos que estaban elongados los fortalecí. Mis hombros dejaron de estar hacia delante y ligeramente elevados, dejé de tener tensión en el cuello, aprendí a estirar y cuidar mi espalda, fortalecí mi abdomen, corregí la lordosis, mis rodillas (con valgo y condomalacia rotuliana) dejaron de resultar problemáticas, es decir ya no tenía momentos de dolor que me imposibilitaban realizar ciertos movimientos, aprendía a cuidarlas.
Mi cuerpo cambió y no solo lo noté yo, lo podían apreciar las personas de mi entorno.
Cuando comencé a dar clases pude observar cambios en las personas que recibían las clases, en cada caso es diferente en algunas personas, es muy visible en otras, no tanto, depende de cómo esté tu cuerpo y de lo constante que seas en tu práctica.
Algunos cambios que puedes experimentar son:
- Alivio de las contracturas.
- Alivio de dolor de espalda
- Mayor flexibilidad en piernas y caderas
- Mejor postura, en hombros, espalda, cuello...
- Fortalecimiento de musculatura que te ayuda a tener una postura sana.
- Mayor consciencia corporal
- Cambios en la forma de caminar, como pisas, qué sucede en la articulación de la rodilla, en tus caderas...
Para mí, lo más importante de todo, es el conocimiento que puedes adquirir sobre ti misma/o, lo que te ayuda, como cuidarte, qué posturas te convienen, con cuáles tienes que tener prudencia, qué fortalecer para prevenir dolores o lesiones, qué estirar para aliviar tensiones que acumula tu cuerpo. Y esto solo en la parte física, el yoga te aporta mucho más.
He escuchado muchas veces a personas que han venido por primera vez a clase: "no sabía que el yoga era así"
Hay muchos estilos de yoga, muchos profesores, cada uno impartiendo las clases a su manera, seguro que hay una/o para ti, para que puedas obtener todos los beneficios que el yoga te puede aportar.
Tú puedes transformar tu cuerpo, tu mente, tu vida.
