Rita Del Pilar Viera García

Enseñar español ha sido una experiencia profundamente gratificante para mí. Guiar a otros a través de las complejidades del idioma, la cultura y la comunicación no solo ha enriquecido sus vidas, sino que también ha profundizado mi propia comprensión de mi lengua materna.

Cada lección es una oportunidad para presenciar la emoción de mis estudiantes mientras comprenden nuevos conceptos, conquistan reglas gramaticales desafiantes y ganan confianza en sus habilidades de expresión oral. Es inmensamente gratificante ver su progreso, desde principiantes vacilantes hasta hablantes fluidos que pueden participar en conversaciones significativas.

Más allá de enseñar vocabulario y gramática, me esfuerzo por crear una experiencia inmersiva que abarque la riqueza de las culturas de habla hispana. Desde discutir literatura y música hasta explorar tradiciones culinarias y celebrar festivales, mi objetivo es fomentar una comprensión holística del idioma y su contexto.

Además, enseñar español es un viaje constante de aprendizaje y crecimiento también para mí. Cada estudiante aporta su propio trasfondo, estilo de aprendizaje y aspiraciones, desafiándome a adaptar e innovar en mis métodos de enseñanza. Es un intercambio dinámico donde ambos aprendemos el uno del otro, fomentando el respeto mutuo y la apreciación.

Al final, los momentos más gratificantes son cuando mis estudiantes no solo dominan el idioma, sino que también desarrollan una verdadera pasión por él. Saber que he jugado un papel en abrir puertas a nuevas oportunidades, conexiones y perspectivas a través del don del idioma me llena de inmenso orgullo y alegría.

Enseñar español no se trata solo de transmitir conocimientos; se trata de inspirar curiosidad, fomentar la empatía cultural y capacitar a las personas para que se conecten con el mundo de manera significativa. Y para mí, no hay mayor privilegio que ser guía en este viaje transformador.