Electrocardiografía: una herramienta poderosa para el diagnóstico

La electrocardiografía es una técnica de diagnóstico cardiovascular que fue propuesta a principio del siglo 19, y desde entonces ha sido una de las principales técnicas de diagnóstico en medicina. El electrocardiograma (ECG) realiza un registro de superficie de la suma de potenciales de acción a lo largo del corazón, que se refleja en una serie de ondas positivas y negativas que representa la despolarización y la repolarización de diferentes zonas del corazón.

El nodo sinusal se despolariza de arriba a abajo y de derecha a izquierda, generando un vector en esa dirección. Cuando el registro se realiza en la derivación II, esto es con el vector positivo hacia la pierna izquierda, se genera una onda positiva llamada onda P. Luego, el retraso ocasionado por el nodo AV se evidencia en un segmento isoeléctrico llamado intervalo PR. Seguidamente, La contracción de las diferentes zonas de los ventrículos se refleja en el complejo QRS, donde Q es una ligera onda negativa inicial, que no se visualiza igual en todas las derivaciones. R es la onda más grande y representa la despolarización del ventrículo izquierdo. S se asocia a la despolarización de la zona posterobasal del ventrículo derecho.

El segmento ST y la onda T representan la repolarización de los ventrículos. Al solaparse con la despolarización de los ventrículos, la repolarización de las aurículas se apantalla, por lo que no se aprecia en el electrocardiograma. Estas ondas nos permiten diagnosticar trastornos en el origen o en la conducción de los impulsos eléctricos y permiten asimismo inferir patologías estructurales

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