En búsqueda constante de la verdad en la música, mi método de enseñanza es sutil, pero efectivo, ya que enseño a escucharse, a decidir lo que se quiere, y, en definitiva, a evolucionar como persona a través de la música. Mi experiencia me avala, y puedo conseguir una estructura perfecta de seguimiento de las clases, para conseguir incluso mejores objetivos de los que se espera. Al haber tenido prácticamente los mejores profesores disponibles, tales como Agustín León Ara, Liviu Prunaru (concertino de la segunda mejor orquesta del mundo, la Royal Concertgebouw de Ámsterdam), y mi padre, Christophe Blezien Szlidowsky, concertista internacional, puedo ver en un momento las posibilidades técnicas de cada alumno, y al mismo tiempo, motivarle constantemente, y también enseñarle técnicas productivas a nivel mental para estudiar, para interpretar en público, para no ponerse nervioso o nerviosa, para disfrutar mucho más la música, y para querer realmente dedicar una parte de su tiempo a la música en general y al violín en particular. También soy flexible a la hora de impartir las clases, no tengo un horario rígido, de modo que no hace falta hacer 4 clases a la semana, se pueden hacer más o también menos, según las necesidades del alumno o alumna, y también las horas y días de las clases pueden variar, sin ningún compromiso. A mí siempre me fascinó poder enseñar lo que sé, he dedicado prácticamente toda mi vida a aprender y evolucionar con el violín, y cada vez disfruto más de interpretar obras y dar clases.