Alba Colomina Rodríguez

Cuando doy clases particulares a niños de primaria y secundaria, mi prioridad es que se sientan tranquilos, acompañados y motivados. Antes de empezar, me gusta conocer un poco al alumno: qué se le da bien, qué le cuesta y cómo se siente con la asignatura. A partir de ahí, preparo un plan de estudio sencillo y adaptado a su ritmo, para que no se agobie y pueda avanzar con confianza.

En mis clases intento que todo sea lo más dinámico posible. Explico con ejemplos fáciles, usamos ejercicios cortos y variados, y también incorporo juegos o pequeñas actividades que hacen que el aprendizaje resulte más entretenido. Me gusta que los estudiantes participen, pregunten y opinen; para mí es importante que sientan que la clase no es un examen, sino un espacio seguro donde pueden equivocarse y aprender sin presión.

Además, trabajo mucho la organización y los hábitos de estudio. Les enseño a hacer resúmenes, esquemas y a planificarse, para que poco a poco sean más autónomos y se sientan capaces de llevar sus tareas al día.

Siempre estoy pendiente de celebrar sus progresos, por pequeños que sean, porque sé que la motivación es clave para que todo fluya mejor. También mantengo un contacto cercano con las familias para comentar la evolución y decidir juntos los siguientes pasos.

Mi objetivo es que cada alumno no solo mejore en la asignatura, sino que gane seguridad en sí mismo y descubra que aprender puede ser algo agradable.