Ángel Moraleda Moraleda

En primer lugar tengo que decir que si no se consigue interesar en el tema al alumno o a los alumnos desde el principio, todo esfuerzo educativo resulta inútil.

Por eso he desarrollado una metodología didáctica basada en el diálogo continuo con mis alumnos.

Cuando iniciamos un tema, la primera pregunta que les hago es que me digan por qué merece la pena hablar de dicho tema. Ellos van respondiendo a mis preguntas al respecto y así van dando ellos mismos razones por las que deberían sentirse interesado en los asuntos que vamos a tratar.

Después empiezo mis explicaciones también fijando un objetivo formativo y formulsndo preguntas. Los alumnos van respondiendo a las preguntas y voy por mi parte reforzando sus aciertos para que asimilen conceptos correctamente explicados y profundizando a base de más y más preguntas en sus errores, hasta que llega el momento en el que se dan cuenta de que algunas de las ideas que aportaron inicialmente no tienen ningún sustento racional.

Cuando descubren esto, no me hace falta corregirles porque se corrigen a sí mismos y entonces, ratifico lo que dicen, les felicito por el recorrido intelectual desarrollado hasta llegar a conclusiones correctas y consigo que todo el grupo se sienta protagonista de su propia formación.

Esto tiene otro beneficio al que nunca quiero renunciar, que es el siguiente. Cuando ellos ven por sí mismos que son capaces de llegar a las metas establecidas, su autoestima crece y se atreven a seguir avanzando y abordando temas más y más complejos.