Ángeles Alonso

En mis clases el razonamiento es lo principal. Un texto hay que entenderlo completamente y para ello insiste y analizar textos de cualquier materia. Una vez entendido se puede enfocar bien la pregunta para contestarla. Da igual un enunciado matemático, físico... literario. Primero entender y luego seguir el proceso para responder o trabajar.
Mi obsesión con los alumnos es trabajar los textos, modificar el enunciado con el mismo concepto, descubrir qué es lo que se pide. Finalmente, desarrollar los conocimientos sobre la materia.
En la base de cualquier aprendizaje está la comprensión. Sin ella es imposible enfrentarse a ninguna pregunta.
Hay que conocer de qué tipo de texto se trata. Si es un texto musical habrá que estudiar los temas que en él se presenta, igual da si es un texto jurídico, o un poema. Para enfrentarse a un problema matemático se seguiría el mismo procedimiento. Una vez que tengamos los datos bien asimilados, podremos estudiar lo que se nos pide para un resultado conveniente. La disertación enseña a expresar lo que queremos decir de una forma ordenada. Por eso, mi método es practicar el lenguaje escrito y el lenguaje oral. Una vez que el alumno pierde el miedo a expresar lo que sabe el resultado será satisfactorio. El alumno adquiere, con este sistema, una seguridad imprescindible para enfrentarse a un examen tanto escrito como oral. Hoy vemos que en el lenguaje oral, incluso los profesionales del periodismo, no vocalizan, no se les entiende y la comunicación resulta totalmente incompleta.