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La voz está en el cerebro (y el cuerpo solo responde)
Muchos alumnos llegan convencidos de que no saben cantar, o de que lo suyo es “falta de técnica”. Pero tras más de 15 años de experiencia, he comprobado que, en la mayoría de los casos, el problema no está en lo que falta, sino en lo que sobra: ideas equivocadas, hábitos que no sirven, bloqueos mentales que interfieren en el proceso vocal.
Durante siglos, la pedagogía del canto se ha basado en sensaciones subjetivas y teorías heredadas —sin base científica— y orientadas a la música clásica, cuando hoy la realidad vocal es mucho más diversa.
Este enfoque deja fuera lo esencial: La voz no es algo que se tiene, sino algo que SE HACE con los músculos. No es una parte del cuerpo: es un sonido, un resultado. Se organiza desde la mente, de forma intuitiva, pensando el sonido antes de emitirlo. Y ese pensamiento, al cantar, es música.
En mis clases, la técnica vocal y la conciencia musical se trabajan como un solo sistema. No hay ejercicios prefabricados: se entrena el gesto desde la escucha, la intención, el oído interno, el diseño musical de cada frase. Porque sin una imagen sonora clara, los músculos no saben a dónde ir.
Además, abordamos factores que casi nunca se nombran, pero que influyen directamente: miedo escénico, perfeccionismo, juicio interno, inseguridad... Todo eso interfiere. Y sin concentración, no se puede cantar.
Por eso combinamos análisis, desbloqueo, precisión y práctica. Fomentamos la autonomía, la conciencia vocal y la capacidad de tomar decisiones musicales con criterio. Aprenderás a entender la voz como un sistema completo: mental, auditivo, emocional y corporal.
Porque cuando todo se ordena en el cerebro, la voz aparece.
Y cuando das con la tecla de cómo pensar... todo empieza a fluir.