Berta Turné

EL ESTADO MEDITATIVO COMO HERRAMIENTA DE TRABAJO

El estado meditativo está en la base de todo lo que hago cuando trabajo. Tanto si estoy con una sola persona haciendo una sesión terapéutica, como con un grupo grande dando clase de meditación, mi herramienta de trabajo siempre es la misma. Y no es una herramienta que yo pueda ir a buscar. El estado meditativo no es algo que se pueda buscar y encontrar. Es algo que simplemente sucede cuando de repente nos encontramos vacíos. El estado meditativo encuentra el hueco y se cuela, y desde ahí crece y se expande hasta que acaba por abarcarlo todo.



Mi primer contacto con el estado meditativo no fue buscado y no fue bienvenido hasta muchos años después de haberse producido por primera vez. Fue tan brusco, tan intenso y tan inesperado que tardé mucho tiempo en aprender a manejarme con él, pero poco a poco el propio estado meditativo me fue instruyendo y, a medida que yo iba ofreciendo menos resistencia, él iba siendo más amable y suave conmigo.

Empecé a experimentar estados meditativos profundos de forma espontánea a los 26 o 27 años (ahora tengo 45), en el marco de un trabajo de movimiento corporal basado en la bioenergética. Al cabo de un tiempo, y un poco sin comerlo ni beberlo, me encontré compartiendo esos estados con otros, y con los años, ese compartir se fue convirtiendo en mi profesión. De repente, y sin habérmelo planteado ni deseado jamás, me encontré a mí misma haciendo de terapeuta, con el estado meditativo en la base de mi trabajo.

Con los años he aprendido a disfrutar mucho (¡muchísimo!) con mi trabajo y no lo cambiaría por nada del mundo, pero soy una persona tremendamente social y echaba de menos el formar parte de un grupo, una comunidad. Y he buscado mucho, pero precisamente porque mi primer contacto con el estado meditativo se dio fuera de todo contexto cultural, y porque fue un proceso tan intenso y radicalmente íntimo, ya nunca más he podido integrarme en un linaje o escuela ya establecida (de ninguna tradición), a pesar de los muchos intentos que he hecho.

Ha sido una relación tan profundamente personal que transmitir mi propia vivencia es, de momento, la única manera que he encontrado de no quedarme sola. Y por eso ahora doy clases, porque necesito sentir que pertenezco a algo, y porque enseñar es la manera más efectiva que tengo ahora mismo de aprender.


FORMACIÓN Y EXPERIENCIA

Licenciada en Humanidades, en la especialidad de filosofía y con un enfoque específico en filosofía de las religiones.
Terapeuta de relajación profunda desde 2006.
Profesora de meditación en grupo desde 2016.