Carmen Cabañero

Nadie nace con conocimientos y el ser humano aprende por sucesos negativos (sufrimiento), imitación o sucesos positivos (premios).
A mí se me daban bien los idiomas, me gustaban y se me han reforzado desde pequeña.
Tras terminar mis estudios básicos tuve la oportunidad de viajar fuera y terminé viviendo tres años en Francia con una familia sueco-letona mientras estudiaba alemán en Luxemburgo. Tuve suerte.
Pero aunque haya golpes de suerte, si no tienes las herramientas necesarias, no sirven de nada.
Así que, para ello, hay que aprender. ¡Hacerse fuerte!


Motivación.
Lo básico para aprender algo son ganas, interés, sea cual sea la razón y que por tanto lo harán más sencillo.

Creo que la fluidez es fundamental, tener capacidad de expresión, agilidad mental a la hora de transmitirle a otra persona exactamente lo que quieres decir en otro idioma es la clave.

Ya que todos podemos abrir un libro y memorizar hasta decir basta pero con los idiomas me parece muy importante la oratoria ya que siempre surgen miedos y vergüenza al principio y es cuando hay que deshacerse de ellas ya que es el momento donde más fácil resulta aprender y absorber conocimientos.

Hay miles de formas y métodos para aprender ya que cada uno somos un mundo y encontrar el preciso es la clave para conseguir resultados, no todos podemos sentarnos durante una hora a escuchar a otra persona hablar sin descanso.

Por eso creo que con una pequeña base y un par de claves, con insistencia y oratoria la fluidez se consigue enseguida.

Otras formas para conseguir resultados de forma más rápida sería imitar una inmersión lingüística, ya sea con música o la radio aunque fuese de fondo, televisión o películas y hasta libros o revistas, no hay límite!

Todo contacto con el idioma, sea cual sea la fuente, ayudará y acelerará el proceso de aprendizaje ya que el cerebro absorbe de forma subconsciente y lo relaciona con lo aprendido.