Antes de conocer a Cristina, estudiar era un lío. Me costaba concentrarme, me distraía por cualquier cosa y me frustraba un montón. Sentía que los demás podían y yo no, como si algo en mí no funcionara bien.
Con el tiempo, y gracias a su forma de ver las cosas, descubrimos que tengo TDAH. Al principio me dio un poco de miedo, pero también fue como entender por fin lo que me pasaba. Todo empezó a tener más sentido.
Cristina me ayudó a probar distintas maneras de estudiar. Algunas no me sirvieron, pero otras sí, y nunca me hizo sentir mal por eso. Siempre buscó la forma de explicarlo para que yo lo pudiera entender, sin prisa y con mucha paciencia.
Ahora estudio de otra forma. Me siento más tranquila y no me agobio tanto.
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