Dar clases es una aventura en toda regla. Nunca puedes repetir el mismo camino. Nunca puedes dar las cochas por hechas. Cada alumno te exige algo diferente, y el esfuerzo para adaptarte a esa demanda es mucho. Quiénes crean que coger un libro y repetir un mensaje es dar clases, no creo que puedan hacer aprender a muchas personas. Porque lo importante no es enseñar, es facilitar el camino para que...
Dar clases es una aventura en toda regla. Nunca puedes repetir el mismo camino. Nunca puedes dar las cochas por hechas. Cada alumno te exige algo diferente, y el esfuerzo para adaptarte a esa demanda es mucho. Quiénes crean que coger un libro y repetir un mensaje es dar clases, no creo que puedan hacer aprender a muchas personas. Porque lo importante no es enseñar, es facilitar el camino para que cada alumno aprenda. Cada persona tiene sus cualidades, y todas son aptas para cada una de las formas de aprendizaje que están a nuestro alcance. A veces nos encontramos dificultades, y sólo necesitamos que haya alguien para que nos oriente y nos de las herramientas necesarias. Esa es mi tarea. Estar siempre atento a cada necesidad de procesamiento que tenga el alumno. Estar a su lado con cada bache que se encuentre. No resolvérselo, sino mostrarle las posibilidades que tiene para que aprenda a solventarlo solo, y en el futuro no necesite de ninguna ayuda para enfrentar las dificultades académicas y puede que de otras índoles también. Todas las asignaturas tienen su punto lúdico e interesante, pero tenemos que encontrarles la utilidad y su aplicabilidad diaria, de lo contrario se convertirán en una losa más que nos tirará hacia detrás mientras subamos la montaña escolar.