Irena Travar

odos los días en todos los sentidos estamos progresando más y más. Desde mi perspectiva, ser capaz de adaptarse a una amplia serie de situaciones es la fuerza principal de cada profesor. Además de eso, crear un ambiente dinámico e interactivo en la clase es fundamental para el aprendizaje exitoso.

Dos clases iguales no existen. Yo puedo enseñar el mismo tema a diferentes grupos de estudiantes, pero cada clase es diferente y única a su manera. Siempre prefiero dar ejemplos y relacionar cada tema con la vida cotidiana. Mientras discuto sobre asuntos de la industria del turismo, siempre trato de poner a mis estudiantes en el lugar del viajero, para que puedan entender la importancia de este mercado global. Además, cada vez que puedo, les doy ejemplos de mi propia experiencia.

Como consecuencia, los estudiantes memorizarán situaciones reales primero, y luego lo relacionarán con la teoría. Desde mi punto de vista, esta forma de aprender es más efectiva cuando se adoptan nuevos conocimientos que viceversa. Establecer estándares más altos y establecer altas expectativas entre los estudiantes los motiva a participar completamente en el proceso de aprendizaje. Siempre obligo a mis alumnos a esforzarse más en cada tarea. Durante las clases les doy tareas más difíciles, así como ejercicios más complicados, de los que tendrán en el examen. Por lo tanto, inevitablemente puedo estar segura de que obtendrán resultados deseables.

Por último, intento alentar el autoaprendizaje y la gana de nuevos descubrimiento entre los estudiantes. Ellos deben adquirir las habilidades y la conciencia necesarias para que sean aprendices en la vida a largo plazo, incluido el desarrollo del entusiasmo por el aprendizaje. El aprendizaje no debe terminar cuando el curso termine. Los estudiantes deben sentir que tienen la capacidad de tomar esas ideas sobre su propio aprendizaje formadas en un aula más allá de las paredes de la universidad a medida que avanzan en sus vidas.