Desde que terminé el Bachillerato y accedí a la Universidad a estudiar la Licenciatura en Químicas empecé a dar clases de química en mi antiguo colegio, como una forma de no olvidarme de los fundamentos básicos mientras iba ampliando conocimientos durante la carrera y para echar un cable a aquellos alumnos que se encontraban con algunas dificultades con la asignatura.
Mi metodología es sencilla...
Desde que terminé el Bachillerato y accedí a la Universidad a estudiar la Licenciatura en Químicas empecé a dar clases de química en mi antiguo colegio, como una forma de no olvidarme de los fundamentos básicos mientras iba ampliando conocimientos durante la carrera y para echar un cable a aquellos alumnos que se encontraban con algunas dificultades con la asignatura.
Mi metodología es sencilla: el alumno tiene que perder el miedo a la química y la única forma que hay de hacer eso es acercar ejemplos de la vida real a las explicaciones y los problemas a resolver. Cuando el alumno siente que la química es algo cercano y que forma parte de su día a día, el resto es un camino bastante más llano.
Procuro que mis clases sean dinámicas y que el alumno sea el protagonista. No importa el nivel. Mi cometido es dar al alumno herramientas para resolver los problemas que se le van a plantear a lo largo del curso. Y que comprenda cuándo usar esas herramientas y por qué las usa.
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