Quiero dar las gracias de corazón a Jesús, porque no solo me ha guiado en el camino hasta conseguir mi plaza, sino que también ha estado a mi lado en todo el proceso de elección de destinos. Ayer salió la oferta y me di cuenta, una vez más, de lo afortunada que he sido de tenerlo como profesor. Él no se ha limitado a enseñarme el temario: ha estado ahí hasta el último momento, corrigiendo cada fallo, resolviendo cada duda, incluso cuando no era exactamente del temario, y sobre todo acompañándome hasta que hoy puedo decir con orgullo que voy a ser funcionaria. Ese apoyo constante, esa dedicación y ese estar siempre disponible marcan la diferencia. Gracias, Jesús, por no soltarme de la mano en este viaje. Ojalá muchos más compañeros se animen a confiar en ti, porque si yo lo he conseguido, sé que muchos otros también lo lograrán.
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