Laura fue mi profesora desde P3 hasta P5, y después me ofreció clases de refuerzo para facilitar mi paso a primero de primaria. Además, me brindó apoyo emocional en distintas situaciones de mi vida. Me dio refuerzo hasta sexto, siempre adaptándose a mi disponibilidad y a mis horarios, dedicándome el tiempo que necesitaba. Nunca fue de esas personas que solo enseñan a memorizar para aprobar un examen y luego olvidar, sino que me hizo aprender de verdad y disfrutar del aprendizaje.
También participé en su taller “La luna en mí”, que me ayudó a afrontar el cambio de la niñez a la pubertad y la adolescencia, enseñándonos a manejar todo lo relacionado con la menstruación, los cambios del cuerpo y la educación sexual.
Laura me apoyó emocionalmente en muchos momentos, por ejemplo cuando empecé a recibir sus clases justo después de la muerte de mi padre, en una etapa en la que no tenía apoyo para hacer los deberes. Siempre lo hizo de corazón, con la gran calidad humana que la caracteriza
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