Mikel Cagigas Riaño

Durante los dos últimos años he tenido la suerte de poder dar clases particulares a alumnos de la ESO y bachillerato, donde siempre he buscado ayudar al alumno en aquellos temas en los que se encuentra más atascado. Así, intentando transmitir tranquilidad y confianza conmigo, le pido que me explique qué dificultades encuentra en qué ejercicios o conceptos, ya sean ideas nuevas que le han explicado en clase recientemente, o nociones básicas que no ha conseguido interiorizar y le han estado lastrando a lo largo de su paso por el instituto.
Una vez identificado el problema, me valgo tanto de la información de las unidades didácticas que se suponen ha seguido a lo largo del instituto, como de lo que el alumno me pueda decir sobre lo que se le enseña en clase, para entonces buscar el marco teórico con lo que poder explicarle, de forma que logre entender, las dudas comentadas anteriormente, y seguidamente ofrecerle ejemplos y ejercicios de dificultad progresiva con los que afianzar e interiorizar lo aprendido.
Con esto, no busco que el alumno mecanice los pasos a seguir para la resolución de un problema como si fuese un robot, sino que sea capaz de pensar y comprender por qué se soluciona dicho problema como se hace, pues de esta forma fomento que sea capaz de pensar por sí solo y, en su beneficio, es más complicado que encuentre un problema que se le atasque. Este trabajo lo busco siempre desde la paciencia, la empatía, la comunicación y el refuerzo positivo.
Con esta idea en mente, estos años he visto como he conseguido que mis alumnos, a los que en su mayoría les costaba horrores cualquier cosa relacionada con matemáticas, lograsen perderle el miedo a la asignatura y a hacer ejercicios y problemas relacionados.