Mireia Torabi De Solà

Si me dieran un euro por cada vez que he escuchado “las matemáticas son imposibles” o “no entiendo las matemáticas “, ahora mismo sería millonaria.
Y yo me pregunto, ¿por qué hay gente que ve las matemáticas y los números en general como algo que está fuera de su alcance, como algo que nunca podrán llegar a entender? Yo creo que se la respuesta. Las matemáticas no solo se estudian, de hecho, sólo las podrás estudiar cuando realmente las hayas entendido, y aquí viene el problema, en ENTENDER. Las matemáticas se entienden, y cuando no las entiendes, te frustras, no te salen, te desmotivas.
La mejor profesora que he tenido de cálculo en la universidad es la mejor profesora porque me trasmitió toda la pasión que ella le ponía en entender y explicar todo el temário, eso hizo que realmente me apasionara ir a sus clases.
Ese es mi objetivo. Mi metodología es simple: el primer paso es introducir el temário al alumno. Esta suele ser la parte más aburrida y pesada, y mi misión aquí es hacer que se haga más amena, por eso me gusta explicar la parte más teórica con el máximo de ejemplos posibles. Una vez la base de la teoría se ha entendido pasamos a la parte dos, la PRÁCTICA. Es la parte más larga y donde realmente se aprende. Simplemente se trata de hacer los máximos ejercicios posibles. Probablemente al principio el alumno va a necesitar mi ayuda para resolverlos, pero se trata de ir haciendo los distintos tipos de ejercicios hasta que el alumno los sepa resolver por cuenta propia. Una vez llegados a este punto, donde se supone que el alumno ya está preparado para aprobar tranquilamente el examen, vamos a aplicar un tercer punto para PETARLO EN EL EXAMEN. Se trata de lo que yo llamo “ejercicios con ideas felices”. Estos son ese tipo de ejercicio que pueden poner algunos profesores en un examen para ver que alumnos realmente han entendido el temario. Son ejercicios difíciles y distintos a los “típicos “ , y sirven para poner a prueba al alumno. Siempre antes de un examen me gusta repasar alguno para comprobar que realmente el alumno va preparado.
Llevo dos años dándo clases y creo que es el método más efectivo a la hora de enseñar, sin perder lo que realmente importa, trasmitir pasión.