Tener un maestro amable puede hacer una gran diferencia, y tuve la suerte de tener Mr. Precious. Mr. Precious siempre fue amable, paciente y comprensivo. No importaba cuántas preguntas hiciera, él nunca se cansaba de explicarlo una y otra vez.
Hacía que la clase se sintiera segura y divertida. No gritaba ni avergonzaba a nadie; en cambio, nos animaba y siempre nos recordaba que podíamos mejorar.
Lo que más me gustaba era cómo escuchaba. Prestaba atención a cada estudiante, incluso a los más callados. Me hizo sentir visto y apoyado, y eso me dio confianza.
Estoy muy agradecido(a) por Mr. Precious. Me mostró que los maestros no solo enseñan lecciones, también tocan vidas.
Ver más
Ver menos