Buscando en internet un profesor de guitarra flamenca hace tres años, a la primera, dí con el mejor. A eso se le llama suerte. Rubén es el profesor “diez”. Su asombrosa técnica hace parecer fácil lo difícil, y como cualquier alumno de la materia que sea tiende a imitar a su maestro, te das cuenta enseguida de que debes insistir en la técnica; su facilidad para transmitir conceptos flamencos y su conocimiento de todos los palos, te animan a intentar comprender cada uno de ellos desde la humildad del principiante, pero con la ilusión del que se ve capaz de intentar lo complicado. Su sencillez y bonhomía, se encargan de hacer las clases agradables y provechosas, y su infinita paciencia, te permite insistir las veces que sean necesarias sin miedo al ridículo. Asistir a sus clases, es un privilegio y te permite, además de aprender, escuchar guitarra flamenca de auténtico lujo cuando se arranca con algún solo. Gracias, Rubén.
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