Compartir mi entusiasmo para el idioma de Molière y de Jacques Brel

El idioma francés tiene la fama de ser muy complicado. Es cierto pero hay formas de entender su funcionamiento y su lógica, poniéndolo más fácil a través de ejercicios divertidos y entretenidos.
El francés es mi idioma materno. Es también el que hablo con mis hijos tratando que lo hablen lo mejor posible. En mi carrera, como oficial del Ejercito de Aire francés, era imprescindible hablarlo y escribirlo correctamente.
Enseñar siempre ha sido parte de mi trabajo tanto como piloto de caza que ahora como autónomo en España. Enseño materias como "Manejo de riesgo" o "Gestión de personal" a personas adultas. Quisiera seguir también enseñando y transmitiendo mi apego a esta lengua rica que abre puertas tanto a la literatura clásica como a textos de cantantes modernos compartiendo con los alumnos experiencias y intereses.
Aprender el francés implica a la vez, entender su gramática, que tiene varios puntos comunes con el español, adquirir un vocabulario básico enriqueciéndolo día a día y trabajar su pronunciación. Estos tres ejes se pueden llevar a cabo a base de textos, historias, noticias o canciones que se comentan y traducen dejando libre la expresión de cada uno. La primera barrera de los alumnos que quisiera romper es la timidez frente a un idioma nuevo. Pienso que se consigue a través de una relación de confianza para que puedan empezar a hablar sin vergüenza.