Teresa

Tenía trece años cuando tomé mis primeras vacaciones de estudios en el extranjero. Siempre apasionada por los viajes y los idiomas, noté un fenómeno interesante en el acto, todos los niños que formaban parte de mi grupo, independientemente de su nivel inicial, en pocos días, incluso sin saber los términos, mágicamente comenzaron a adivinarlos y dominarlos rápidamente. Esto se amplificó cuando se abordaron temas de interés mutuo. De hecho, el interés por el habla hizo que la asociación y la memorización fueran más rápidas. Es por esto que durante la hora de aprendizaje propongo hablar de lo que más nos gusta para que esa hora sea también un enriquecimiento mutuo de vida. Ambas personas enseñan y ambas aprenden.