Toni Gutes

Estoy en un momento en el que dispongo de tiempo libre para dedicarme a aquello que me apasiona y una de esas actividades es la formación de personas que deseen o necesiten aprender matemáticas. He dado muchas clases durante años a unos pocos alumnos por año dado que estaba trabajando y siempre con éxito en los exámenes.

Mi metodología se basa en seguir los apuntes y formas de resolución de problemas del profesor titular, para no despistar al alumno, pero ampliando y reforzando todo aquello que voy detectando como carencia de dicho alumno.

Por otro lado, me centro en hacer comprender conceptualmente lo que está haciendo el alumno, alejándolo de un aprendizaje mecánico de resolución de ejercicios que es lo que lleva al fracaso en los exámenes (en general porque les aparecen ejercicios no exactamente iguales a los realizados en clase).

Y es que un problema de la naturaleza suele resolverse utilizando el lenguaje de las matemáticas pero ello conlleva dos aprendizajes: el de las propias matemáticas y el de saber plantear el problema en lenguaje matemático. En este segundo aspecto es donde más fallan los alumnos llegando a aquello de "no sé por dónde empezar" ante el enunciado de un ejercicio. Por mi experiencia, la mayoría se centra en aprender el lenguaje en sí (el funcionamiento de un determinado tema) y dedica muy poco esfuerzo a saber "traducir" o interpretar en lenguaje matemático lo que se pide en el enunciado de un problema. De ahí el fracaso en los exámenes donde aparecen problemas "reales".

Tengo un lema: "las matemáticas no son nada difíciles, si se explican bien y se realizan muchos ejercicios y problemas".