El piano forma una gran parte de mi vida. Siempre que estoy estresado o aburrido toco el piano. Y no habría descubierto esa pasión que tanto me llena si no hubiera sido por Vitalii. No solo me ayuda a aprender las canciones, sino que me enseña un sentido más profundo que transmite la música. Gracias a sus clases, el piano en mi salón dejó de ser solo 88 teclas: ahora es una forma de expresión, de conexión y de calma.
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