Los idiomas como mecanismo de transformación social y conocimiento a posteriori de la otredad

Aprender un idioma es aprender a ver el mundo con los ojos de los demás, los demás que no tienen el mismo componente socio-cultural y lingüístico pero, sin embargo, pueden compartir con nosotros una infinidad de pensamientos y aspectos culturales que, muchas veces, nos sorprenden y nos hacen reflexionar sobre la heterogeneidad de este mundo que, lejos de ser una barrera, es una fuente inagotable de riquezas de pensamiento.

Aprender una lengua no es, por ende, solamente la descodificación de elementos lingüísticos a través de la aplicación de un determinado sincretismo para llegar a dominarla sino que es, en paralelo a ello, una inmersión en los aspectos más recónditos de las formas de pensar, interpretar el mundo, interactuar, etc. subyacentes todos ellos en la diversidad del lenguaje humano. Ver el mundo a través de los ojos de los demás es ver el mundo desde la otra perspectiva, desde miradas diferentes e interpretaciones socio-culturales diferentes impregnadas, desde luego, de lo que nuestros antepasados han venido arrastrando desde tiempos remotos y a los que se siente aún tanto apego en algunas sociedades, reproduciendo su propio pensamiento ideológico y religioso así como cultural, o simplemente desde formas de pensar más críticas y reacias al pasado e, incluso, interpretaciones flexibles y neutrales ante todo.

A veces, todo esto nos sorprende y otras veces nos fascina; sea cual sea este pensamiento, la clave está en abrazar la variedad del mismo, interactuar con dicha variedad, intentar una y otra vez interpretarla, no necesariamente para convencerte de ello o juzgarla como positiva o negativa, sino más bien con vistas a lograr esta ansiosa y deseada visión cosmopolita: ver el mundo a través de los ojos de los demás. Para ello, el primer paso es aprender los idiomas para que nuestro descubrimiento in situ, o sea nuestras impresiones empíricas y viajeras sean doblemente disfrutadas y aprovechadas, pues no basta con que las vivencias se ciñan única y exclusivamente a lo visual, con sus consiguientes aportes variopintos, sino también a lo intrínsecamente lingüístico, ya que en virtud del componente lingüístico nuestra apreciación de la sociedad es más abarcadora y nuestra visión y asimilación de la realidad circundante y objeto de descubrimiento más amplia.

Lo anterior vendría a ser la piedra angular de lo que realmente debería haber previamente antes de juzgar u opinar por lo visto o leído a través de terceras personas, las impresiones puntuales de determinadas personas o, incluso, lo publicado en los medios de comunicación y los libros así como varias páginas webs del mundo internáutico. Muchas prácticas culturales y sociales y la diversidad de pensamiento son todas ellas muy enrevesadas e ininteligbles sin antes sumergirse de lleno en el componente lingüístico de los demás, para así poder ver el mundo a través de sus ojos, de cómo ellos interpretan lo que ven; cuánto más afinado y cuidadoso sea nuestro análisis de la realidad menos riesgo corremos de meter la pata con la información que nos llega; y con el auge de las redes sociales y las informaciones falsas que se publican en una infinidad de sitios y en diferentes formas y modalidades, estamos ante la necesidad de asumir nuestro compromiso de leer para deconstruir los prejuicios y las visiones estrechas y fundamentadas en impresiones, emociones instantáneas, miedo, desprecio a propósito, opiniones ajenas y con las que muchos hemos crecido, para así seguir emprendiendo este largo camino de construcción de pensamiento social asentada en la lectura real, la investigación original y las posturas y puntos de vista basados en la verdad; esto implica leer desde la otra perspectiva, la perspectiva del que se ha pensado de que es de tal manera para así proceder a la búsqueda de la verdad, asentada en la diversidad y en el idioma del que nos ocupa, razón de ser y fuente inagotable de la riqueza de este mundo.

Aprender los idiomas es el punto de partida para ver el mundo con los diferentes y variopintos ojos que dan diferentes colores y vida a este mundo, tal como es la cultura misma y la sociedad misma. El mejor camino a emprender en un mundo tan interconectado y en el que el acceso al aprendizaje de idiomas es más asequible que nunca, es el de empezar con tu propia cuenta a descubrir la heterogeneidad de este mundo mediante el aprendizaje de su heterogeneidad lingüística, independientemente de lo que nos llega de la prensa o de terceras personas; una vez obtenida la herramienta o el medio (lenguaje) el objetivo estará al alcance de tus manos de ir acotando las cosas y precisando los conceptos. Los resultados serán sorprendentes y nos harán reconsiderar y reflexionar minuciosamente sobre aquello que un día nos transmitieron a priori, por intereses personales, del ego propio o políticos. ...

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