Mejorar la concentración
“Muchas veces ocurre que al acabar de leer el capítulo de un libro, nos percatamos que no hemos retenido nada de su contenido, que “perdemos el hilo” de una conversación o tenemos que frenar bruscamente nuestro automóvil porque no nos dimos cuenta que el semáforo tenía la luz roja, en estas y otras circunstancias solemos decir, con razón, que estábamos “distraídos” (Israel Cortés)
En efecto, cuando actuamos con atención y concentración logramos resultados favorables en cualquier tarea. La concentración es un proceso psíquico que se realiza por medio del razonamiento. Consiste en enfocar voluntariamente toda la atención de la mente sobre un objetivo o actividad, manteniéndola un tiempo determinado y controlando los estímulos que puedan interferir en su consecución.
Cuando somos capaces de concentrarnos, se consiguen importantes beneficios presentes y futuros. Entre los beneficios de aprender esta capacidad entre los más peques, se encuentran:
· Mejora resultados académicos
· Mejora del rendimiento en diferentes tareas, lo que potencia el desarrollo personal, ya que esta habilidad se emplearán en las diferentes actividades que lleven a cabo ahora y en el futuro.
· Se favorece la consecución de sus metas y logros personales
· Aprenden a relajarse y a seleccionar aquello a lo que deben atender.
· Aprovechan mejor su tiempo, en menos tiempo logran hacer más cosas con mejores resultados.
· Aumenta su autoestima y su confianza.
La concentración es especialmente importante para el proceso de aprendizaje. Sin concentración es prácticamente imposible aprender algo. De ahí que se intente por todos los medios potenciar esta capacidad que es imprescindible para la adquisición de nuevos conocimientos desde niños.
La mente capta todos los estímulos del ambiente y selecciona aquellos a los que atiende. Las personas siempre están prestando atención a algo, el problema es que no siempre prestan atención al estímulo deseado. Por lo que la concentración es algo difícil de lograr en muchas ocasiones.
La concentración de los pequeños puede verse mermada o incluso completamente bloqueada por diversas razones:
· por factores ajenos a ellos mismos relacionados con el entorno como el ruido, el movimiento…
· pero también el foco del problema puede estar en ellos mismos, como el grado de motivación hacia la tarea o el estado anímico que se tenga en ese momento.
El entorno de un niño está repleto de informaciones, novedades y estímulos. La atención general que requiere cualquier aspecto novedoso en su vida presenta, en ocasiones, dificultades en el aprendizaje, por lo que es muy importante crear un ambiente propicio por parte del niño. Para ello es conveniente:
• Buscar un espacio adecuado a la actividad que va a realizar. En el caso del estudio, debe tratarse de una zona bien iluminada, silenciosa y aireada. Y es conviene que se trate siempre del mismo espacio; de esta forma, con el tiempo se produce una asociación –por ejemplo, escritorio-estudio–, que predispone a la persona hacia una actitud acorde con lo que va a hacer.
• Evitar tener cerca distracciones como la televisión, los videojuegos o el ordenador, si no se necesita para la tarea.
• Fijar objetivos a corto plazo. De esta forma, facilitamos la planificación, que es una de las bases de la atención. Además, al ver con más facilidad como se van cumpliendo esos objetivos la motivación del niño aumenta.
* Subrayar, hacer esquemas y resumir. Estas tareas ayudan mucho a los niños que se distraen con facilidad y no son capaces de sostener la concentración
• Aumentar la motivación con comentarios positivos. Reforzar sus logros, le hará darse cuenta de que es capaz de conseguirlo. Además, es fundamental que el niño aprenda a “autoreforzarse”, es decir, que él mismo se felicite y se sienta orgulloso por el trabajo bien hecho a la vista de los resultados.
• Enseñar a utilizar autoinstrucciones. Cuando los niños son pequeños, suelen acompañar los juegos en solitario de diálogos que mantienen consigo mismos, en los que se proporcionan instrucciones acerca de lo que van a hacer. Con la edad, esta habilidad de hablar con uno mismo se pierde y con ella, muchos niños ven mermada su capacidad de concentración. Sin embargo, volver a adquirirla es muy fácil si se presenta en forma de juego. Por ejemplo, se puede enseñar al niño a realizar una receta de cocina, o mejor aún de repostería. Para ello se acompaña de palabras, es decir, autoinstrucciones, todas las acciones que se lleven a cabo, como por ejemplo “ahora bato los ingredientes”. Lo interesante de esta técnica es que el niño interiorizará el hecho de darse instrucciones a sí mismo como algo que es parte de la vida diaria, proporcionándole un nivel de autocontrol que le mantendrá con una mayor concentración en lo que hace.
De igual forma la concentración es como un músculo, podemos entrenarla, lo que implica entrenar nuestra capacidad de atención, mejorando así nuestros niveles de concentración, y de esta forma aumentar la productividad.
Hay numerosos juegos y ejercicios que se pueden realizar con los niños para mejorar la focalización de la atención:
· Los rompecabezas son un excelente ejercicio de observación.
· Copiar dibujos implica fijarse mucho en los detalles.
· Los dibujos con números le obligan a fijarse y unir las líneas o colorear de acuerdo a lo indicado.
· Los juegos de memory o juegos de parejas también requieren mucha atención
· Los juegos de buscar diferencias ejercitan la atención sostenida.
· Relacionar textos con dibujos o colocar una tira cómica en el orden adecuado es divertido y ayuda a la concentración.
· Aprender la letra de canciones o poemas es también un buen entrenamiento.
· Las sopas de letras también se resuelven con mucha atención.
· Los laberintos son divertidos y necesitan atención e inteligencia espacial.
· En general, todos los juegos de mesa como naipes, dominó, juego de la oca, parchis... unen la diversión con la obligación de concentrarse durante largos periodos.
Por último, algo que muy importante es que para ser capaces de concentrarnos antes hay que estar relajados. Para conseguir este estado de reposo y tranquilidad en los niños se pueden poner en práctica numerosas técnicas de relajación.