Cómo he puesto en el anuncio, soy estudiante de Ingeniería. Os puede sonar a mucho estudio y mucho coco, pero nada lejos de la realidad. La verdad es que se tiene que estudiar mucho, sobre todo si eres de las personas a las que les cuesta el doble o el triple conseguir entender las cosas (como a mi). En mi camino como estudiante he tenido mucho altibajos, he llegado a no interesarme nada por los...
Cómo he puesto en el anuncio, soy estudiante de Ingeniería. Os puede sonar a mucho estudio y mucho coco, pero nada lejos de la realidad. La verdad es que se tiene que estudiar mucho, sobre todo si eres de las personas a las que les cuesta el doble o el triple conseguir entender las cosas (como a mi). En mi camino como estudiante he tenido mucho altibajos, he llegado a no interesarme nada por los estudios y cada vez me costaba más y más entender las cosas. Cosas que luego me parecieron lo más tontas y simples de aprender, pero las más útiles. A todos nos cuesta algo, pero es porque todavía no encontramos eso que nos hace estar cómodos y motivados para que nuestro cerebro quiera prestarle atención. Mejor o peor, todos sabemos hacer de todo, pero los métodos no son iguales para todo el mundo.
Por ejemplo: Cuando era pequeña era muy buena en física, pero sin embargo, las matemáticas me iban muy justitas (no me preguntéis como, pero en física se usan mucho las matemáticas y se me daban muy bien y sin embargo llegaba a los exámenes de matemáticas y la fastidiaba). Una profesora me dijo que para amar la física almenos tenías que querer las matemáticas, y yo en aquel entonces las aborrecía porque no me motivaban, no me interesaban y no les veía utilidad (tonta yo, porque tanto la física como el mundo entero es matemática). En Bachiller (por temas personales) este problema continuó y no solo con las matemáticas, si no que ya no ponía interés en nada y cada vez me costaba más y era un bucle, porque al no poner interés no lo entendías y al no entenderlo te aborrecía y te frustraba cuando en realidad era la cosa más simple del mundo. La pena es que lo entendí más tarde. Con mi interés por la física (gracias en parte a la gran profesora que tenía, no por lo bien que explicaba, porque no explicaban muy bien, si no por la pasión que ella sentía por la física), empecé a enteresarme por las matemáticas y luego, gracias a un profesor/a que le encantaba lo que estaba enseñando, me empezó a enganchar y así fué como me di cuenta que cuando algo te motiva o te ilusiona le pones más ganas y se aprende. Porque nada es complicado, nosotros mismos o el medio que lo transmite lo hace más complicado.
Si no lo entiendes es que algo estás haciendo mal, no te frustres y busca una solución. Yo tardé lo mío, pero valió toda la pena del mundo :).
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