Saludos cordiales,
Llevo 30 años trabajando en el mundo de la comunicación y cada día aprendo algo nuevo, porque cada día nos comunicamos de forma distinta. Las tecnologías han revolucionado la manera de contarnos las cosas, han roto la dinámica entre el emisor y el receptor, y hoy todos hacemos de todo, casi simultáneamente, y con todo tipo de mensajes.
Pero hay algo que no ha cambiado pese a la abundancia y variedad de canales actuales: la importancia del contenido. Veo a mis hijas engullir información sin digerir, sin cuestionarse las fuentes, sin plantearse las intenciones, sin espíritu crítico de ningún tipo, e intento explicarles que no todo vale, que la mentira tiene una intención, y que hay que discernir entre lo útil y lo dañino, entre lo enriquecedor y lo fútil, entre lo veraz y lo falso.
Me encantaría poder ofrecer a las nuevas generaciones una brújula para orientarse en el bombardeo constante de información que reciben a lo largo del día. A desarrollar criterio propio, y por supuesto a saber contar buenas historias, transmitir mensajes de la manera más eficaz posible a los públicos a los que se dirijan. Porque la diferencia sigue estando en el contenido.
Gracias por prestarme su atención y espero que podamos colaborar en esta apasionante tarea de enseñar y aprender a comunicarnos mejor.
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