Siempre he creído que la metodología elegida para desarrollar cualquier asignatura ha de atender a la diversidad; es decir, ha de adaptarse al ritmo de trabajo de los alumnos, así como a la disponibilidad de recursos del profesor. En resumen, aunque existen muchos enfoques de enseñanza de lenguas extranjeras, personalmente prefiero optar por el llamado método ecléctico, un enfoque que combina muy...
Siempre he creído que la metodología elegida para desarrollar cualquier asignatura ha de atender a la diversidad; es decir, ha de adaptarse al ritmo de trabajo de los alumnos, así como a la disponibilidad de recursos del profesor. En resumen, aunque existen muchos enfoques de enseñanza de lenguas extranjeras, personalmente prefiero optar por el llamado método ecléctico, un enfoque que combina muy diversa metodología para enseñar la lengua meta (el inglés en este caso), siempre en función de los objetivos de la clase o estudiantes en cuestión y de sus capacidades. Además, he podido constatar a lo largo de mi carrera que es una de las mejores formas de mantenerse alejado de algo nefasto en la enseñanza de lenguas: la monotonía.
Quisiera añadir a todo esto que, en mi caso, algo que me encanta aplicar en mis clases siempre que puedo es la llamada gamificación, ya que se utiliza cada vez más en el ámbito educativo por varias razones. En pocas palabras, "hace que lo difícil sea más divertido", lo que ayuda a motivar a los estudiantes y a que se comprometan más con la asignatura. La teoría de la gamificación en la educación es que los alumnos aprenden mejor cuando también se divierten. Y no sólo eso: también aprenden mejor cuando tienen metas, objetivos y logros que alcanzar, y yo desde luego siempre trato de que mis alumnos los perciban como no solo alcanzables, sino también como parte de un proceso, repito, divertido.
Para cualquier meta que quieras conseguir en el aprendizaje del inglés, ¡cuenta conmigo!
Un saludo,
Alex
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