Astrid Calvera Gispert

Soy estudiante y por lo tanto entiendo perfectamente al alumno. Con esto me refiero a que no soy de estar encerrada en una habitación haciendo ejercicios de gramática todo el rato, ya que por propia experiencia, es muy aburrido. Me gusta hacer las clases dinámicas, hacer actividades fuera y dentro de casa para poder practicar la parte oral y a la vez la parte escrita conociendo nuevo vocabulario. Las lenguas se aprenden practicando e interactuando con otra persona. Me gusta mucho aprender idiomas pero con una metodología adecuada. Aprender es divertido, el problema es que a veces nos inculcan una metodología muy repetitiva y aburrida y eso nos desmotiva y acabamos rindiéndonos. Por esta razón, quiero transmitir mis ganas de aprender a mis alumnos y enseñarles todo lo que he aprendido hasta el día de hoy. También me gusta adaptarme a cada alumno, ya que a una persona mayor no le gusta hacer o hablar de las mismas cosas que un niño. Así pues me centro en primero conocer a la persona y saber que le gusta, luego adapto mis clases a sus gustos. Es decir, si es un niño le gustan los animales primero hago una sesión con vocabulario de los nombres de los animales, los sonidos y tener una conversación sobre cuáles les gustan más por ejemplo. La próxima sesión seria ir a visitar alguna granja y allí aplicar lo que aprendió en la clase teórica, de esa forma el niño aprende y se lo pasa bien. Finalmente, otra clase en la que hablaríamos de la experiencia, que le gusto más o que fue lo que le cuesta más. Durante estas tres sesiones yo anoto las dificultades que presenta y al cabo de unos días volver a repasar aquello que más le costaba.