Daniel Rodríguez Pérez

El diseño gráfico debe seducir, educar y, quizás lo más importante, provocar una respuesta emocional (April Greiman). No creo en los métodos rigurosos y minuciosos en la enseñanza del diseño, vivimos en un mundo en el cual la universalización del Internet y el fácil acceso al software de diseño han obligado a modificar el enfoque para tumbar la barrera limitante de la creatividad intrínseca que define a un diseñador. Se trata de un intercambio de experiencias e inexperiencias que formen conocimiento para entender y sobre todo, sentir el diseño. La clases están enfocadas a las inquietudes personales de cada alumno y flexible a sus estados de ánimo. Yo enseño haciendo una reflexión constante sobre el mundo propio, los gustos, las fobias, la música, el cine. No estoy hablando de asistir con un psicólogo que se la pase analizando cada actitud, sino experimentar comunicación emocional. Vayamos a museos, a conciertos y a salas de cine, leamos poesía, hablemos de deportes, dediquemos horas en los videojuegos. Podemos hacer cualquier cosa pero forzando en todo momento la imaginación.