Elena Simó García

Soy profesora desde hace 5 años. Me gusta dar clases particulares y se me dan bien las personas, sobre todo los niños, por lo que me gusta adaptar mi método de trabajo según lo que necesite cada alumno. No estoy buscando que los niños lleguen a mis clases como si yo fuera una profesora más de la escuela, si no que realmente vean en mí una persona, casi una amiga, que les ayuda a entender y estudiar las diferentes asignaturas en las que ellos no se encuentran desenvueltos o no ven que puedan mejorar su nota nunca.
Generalmente me gusta hacer un repaso de la teoría primero y después encontrar ejercicios para hacer y resolverlos juntos, paso por paso y las veces que haga falta hasta que el alumno lo entienda. A través de diferentes métodos y ejemplos conseguimos ir descubriendo que lo que parecía imposible de resolver se convierte en algo mecánico, inmediato.
Me gusta dejar que los alumnos, dentro de lo que sea posible, elijan el orden en el que quieren que se desarrolle la clase, y suelo acabar con algo que les entusiasme o les motive más, para que generen así más ganas de aprender y menos pereza a la hora de estudiar la próxima vez.
En mi experiencia he podido ver que hasta los niños cuyos padres piensan que nunca subirán sus notas, mejoran con sólo un poco de apoyo después del colegio. Realmente la evolución es sorprendente, y en muchos casos yo he dicho a los padres que yo a penas he actuado, simplemente he acompañado al niño mientras hacía sus deberes y le he ayudado a descubrir que aprender puede llegar a ser divertido.