Íñigo es un gran profesor, así como una bellísima persona. Sus clases son dinámicas, amenas, divertidas, y sobre todo fructíferas. No es tan sólo un gran profesor, sino todo un artista que, aparte de enseñarme la técnica necesaria para ser un buen fotógrafo, también ha compartido conmigo una visión nueva y profunda de la fotografía, contemplando y admirando cada pequeño detalle, ayudándome a encontrar mi versión más creativa y artística. Sin duda ha merecido la pena, y con creces.
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