Juan Blanco Poveda

Siempre he creído que la mejor manera de aprender es ver cómo funcionan las cosas en directo. Con ejemplos prácticos y ejercicios que se pueden llevar a cabo en casa, se aprende muchísimo. Por otro lado creo que es clave desarrollar la parte más creativa da cada persona, y eso se consigue proponiendo retos y proyectos que impliquen el uso de los conocimientos sobre la asignatura para llevarlos a cabo. Pongamos un ejemplo. Tener conocimiento de las propiedades de los materiales es fundamental en el ámbito de la tecnología. Hoy en día triunfan cada vez más los métodos de impresión en tres dimensiones, para esto es necesario tener una base de programación (aspecto fundamental) y conocimientos del material con el que se trabaja.
Esto requiere una parte teórica donde se estudia el comportamiento térmico y mecánico del material que se usa para la impresión, y otra en la que se aprenda a manejar la impresora, que se imparten en dos bloques didácticos. Uno de ellos involucra problemas básicos de dilatación y expansión térmica (elementales en cursos intermedios de la ESO) necesarios para comprender cómo se va a comportar el plástico una vez esté dentro de la impresora. Por otro lado es necesaria una base informática para hacer funcionar la impresora (cargar el archivo, diseñarlo, programar los parámetros de la impresora etc) donde se aplicarán conocimientos básicos de programación.

La evaluación que se lleva a cabo en la ESO tiene un objetivo y es que el alumno obtenga las capacidades suficientes, dejando de lado la vertiente más creativa que lleva cada uno dentro y que puede llevarnos a aprender aún más. Por eso creo en un método abierto en el que cada alumno pueda aportar una idea o una resolución diferente, no obstante, siempre siguiendo una pequeña guía (marcada por la institución educativa) para ceñirnos a nuestro campo de estudio.