Alexander identificó inmediatamente los puntos a trabajar y pudo proponer una metodología personalizada.
Sin dejar de ser meticulosa, sabe cómo simplificar lo que puede parecer abrupto. Admiro la facilidad con la que maneja el idioma latín y aprecio las breves anécdotas que cuenta para arrojar luz sobre el contexto histórico.
Es muy paciente, súper flexible y tiene una muy buena ética de trabajo. También planeo que ayude a mi hijo después de notar mi progreso. Lo recomiendo mucho.
Alexander a sido mi profesor de latín durante cuatro meses. Espero con ansias nuestra cita semanal. ¡Y tengo suerte porque él siempre es puntual! Comenzar el latín a mis cincuenta años no es fácil, pero la pasión y profesionalidad de Alexander hacen que mi aprendizaje sea muy placentero.