Lucía Fernández Gómez

Algunos veranos he dedicado a dar clases particulares a hijos de amigos de mis padres, por lo que como tal no he cobrado y esta sería mi primera experiencia trabajando de verdad. Sin embargo, tengo hábito a tratar con niños pequeños que rondan la edad de entre los 7-15 años.
La metodología que sigo es muy sencilla. Me dedico sobre todo a escuchar a mi alumno y a apuntar sus dudas. A la hora de la explicación, intento usar ejemplos que logre entender de forma sencilla y que sea capaz de aplicar en diferentes contextos. También proporciono reglas nemotecnicas en cuanto a memorizar para que le resulte más fácil el estudio, entre otras cosas que voy adaptando según la situación que se de y según las necesidades del alumno. Asimismo, intento crear ejercicios/tareas/juegos de una sesión a la próxima para tratar los contenidos dados en la anterior clase a modo de repaso y así, afianzar los conocimientos y asegurarme de que el alumno los ha entendido con claridad antes de pasar al siguiente punto. Además, por ejemplo, me encanta añadir juegos de conversación al final de cada clase para ayudar al alumno a soltarse y que tenga una mayor agilidad en cuanto al speaking y también proporcionar ayuda ya no solo escolar, sino una ayuda que le sirva en su día a día con el idioma. En otras palabras, ayudarle ya no solo académicamente, sino, personalmente.
Por último, siempre intentaré aplicar el método de enseñanza a la edad del alumno de modo que las clases se hagan amenas.