Soy una persona culta, políglota desde la infancia, con un profundo amor por los idiomas y una gran sensibilidad pedagógica.

Mi forma de enseñanza nace de una experiencia vital en un entorno políglota desde la infancia. Creo firmemente que, en edades tempranas, lo lúdico es más efectivo que lo puramente teórico. Por eso combino ambos enfoques: juego, música, sonoridad y contexto cultural, integrados con una base estructurada del idioma. Los niños aprenden como esponjas, y mi metodología aprovecha esa permeabilidad desde un enfoque holístico, donde el idioma no es solo vocabulario y gramática, sino ritmo, emoción y cultura. Enseño como lo he vivido: con amor por las lenguas, recursos pedagógicos naturales y una mirada global que despierta curiosidad y retención real.