Tener a Parrie como profesora es el mejor tipo de contradicción — es la combinación perfecta entre fiesta y disciplina. Su energía es contagiosa, su entusiasmo no tiene límites, y tiene un don único para hacer que cualquier tema sea interesante y accesible. Aprender con Parrie no se siente como una clase tradicional, sino como una conversación en la que quieres participar — de esas donde todos se ríen, reflexionan y, sin darte cuenta, te quedas con todo lo que dijo.
Pero ojo: que no te engañe lo divertida que es. Parrie también es exigente, detallista, y tiene una autoridad tranquila que te motiva a dar lo mejor de ti — porque sabes que ella lo hará. No solo enseña, sino que inspira a crecer, a cuestionarte y a comprometerte con lo que estás aprendiendo.
Estoy segura de que cualquier aula (¡o equipo docente!) en Barcelona tendría muchísima suerte de contar con ella.
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