Es difícil de explicar cómo son las clases porque creo que cada una tiene su propia estructura. Las clases se diseñan en consecuencia a las necesidades del alumno y su nivel. Depende de las dificultades que presente o las cosas que quiera mejorar. Las clases pueden ser más teóricas si le cuesta entender ciertos términos, o más prácticas si quiere profundizar en la elaboración de textos o la lectu...
Es difícil de explicar cómo son las clases porque creo que cada una tiene su propia estructura. Las clases se diseñan en consecuencia a las necesidades del alumno y su nivel. Depende de las dificultades que presente o las cosas que quiera mejorar. Las clases pueden ser más teóricas si le cuesta entender ciertos términos, o más prácticas si quiere profundizar en la elaboración de textos o la lectura de estos, por ejemplo.
Es importante comunicarse con el otro para saber qué es lo que necesita y, a partir de ahí, preparar la mejor clase posible, orientada hacia sus preferencias y necesidades.
Pero, en aspectos generales, las clases suelen ser, mayoritariamente, teóricas, ya que, prácticamente siempre, se necesita una base sólida de conocimiento para poder realizar la práctica. Las prácticas en filosofía suelen ser comentarios de texto. Para ello es muy importante la comprensión lectora, un correcto entendimiento de la teoría, como ya he dicho, y cierta facilidad para la escritura.
Es común cuando no se tiene mucha práctica que elaborar un comentario de texto, una reflexión crítica o una comparación entre diferentes autores o teorías pueda resultar complicado. En estos casos es imprescindible, en un primer lugar, saber lo que se quiere decir y, en un segundo lugar, saber cómo expresarlo con palabras para que el lector nos pueda entender con facilidad y vea que hemos entendido lo que se expresa.
También se podrían hacer clases prácticas desde un punto de vista más conversacional o centradas en la preparación de exposiciones si fuera necesario. No me he centrado tanto en ello porque, por desgracia, no se suelen dar tantos espacios en los centros educativos para el debate oral, pero es cierto que en la filosofía es prácticamente definitorio el arte del diálogo, saber argumentar y escuchar al otro.
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