Profesional bien formado.
Además de dominar la materia, su didáctica es buena, es decir, sabe transmitir conocimientos y entusiasmo por la música.
Empatiza perfectamente con el alumno, mostrandose cercano y comprensivo ante las dificultades que vas encontrando. Muy paciente. Refuerza de forma continua el trabajo del alumno y no anima a seguir aprendiendo.