Tania Ramírez García

Las clases con mis alumnos suelen ser muy dinámicas y, sobre todo, basadas en la comprensión oral. Mi manera de impartir clases no es basada en la memorización de conceptos, sino en la comprensión y entendimiento de los mismos. Por lo tanto asumo las estrategias que me parecen las ideales, individualizando el método según cómo aprecie que el alumno va a aprender mejor, fijándome en qué capacidades le destacan más para sacarles el máximo partido y que ellos también aprendan a hacerlo.
Cuento con experiencia de más de dos años haciendo esto, con niños y adolescentes de distintas edades. Para empezar, impartí clases de matemáticas a niños de 5 y 6 años, aunque iba alternando con otras materias. Solía emplear métodos divertidos como juegos o vídeos explicativos para luego poner en práctica lo aprendido mediante fichas personalizadas para cada uno. Actualmente tengo tres alumnos de 12 años, cursando segundo de secundaria, de los cuales me dedico a impartir inglés con dos de ellos, y matemáticas con el restante. Sin embargo, a veces cambiamos de materia, según si tienen exámenes de otras asignaturas o necesitan repasar alguna otra cosa. Me centro en seguir el libro y explicarme de manera oral, destacando lo más importante por si quieren tomar apuntes. También he impartido clases de inglés de nivel de bachillerato con una alumna de 16 años, con la que ampliábamos un poco lo establecido en el libro para que llegara a entender en mayor medida lo que se le estaba explicando. Para acabar, también tengo experiencia con grupos de alumnos, ya que fui monitora de inglés durante más de 4 meses a chicos de 3º y 4º de ESO, y a niños de parvulario. En estos casos me adapté al método que se me exigía en el centro de trabajo donde estuve.
Para mí dar clases es un trabajo productivo, que me hace sentir realizada y que cada día me gusta más, porque tengo la oportunidad de conocer y ayudar a niños, niñas, chicos y chicas con potencial y ganas de aprender.