En mi experiencia como estudiante de filosofía he descubierto muchas cosas fascinantes, entre ellas lo mucho que tenemos que trabajar para conseguir lo que nos proponemos.
La clave esencial está en el echo de hacer que ese trabajo fluya como fluyen las palabras en un libro. Es decir, convertir ese trabajo en nuestro camino y no asociarlo a la pérdida o la lucha sin más, si no como una estrategia que nos ayude a sonreir y a conseguir nuestros propósitos. Así, esto sólo podemos conseguirlo a través de nosostros mismos, a través de nuestra mente.
Se dice que nuestro éxito está en nosostros mismos, que si pensamos que lo podemos conseguir, así lo haremos, pero esto va más allá si lo analizamos con más profundidad y detenimiento. No se trata de una magia, ni de una atracción a través de la positividad, si no de todo lo contrario. Se trata más bien de convencernos de que somos aptos para conseguir nuestros objetivos, y esto quiere decir que queremos lograr nuestros objetivos, que no nos vale rendirnos si no alcanzarlos. No a través de atracción, si no de trabajo resolutivo centrado y con una clara proyección.
No camines pensando en que podrías conseguirlo, esto sólo te llevaría a situaciones límite entre dudas y estrés, si no en que lo vas a conseguir. De esta manera, centrando tus prioridades y objetivos, trabajaras con tanta fuerza y empeño que, sin darte cuenta, te harán llegar.