En este post vamos a seguir en la misma línea de refuerzos/reconocimientos, pero esta vez vamos a hacerlo de forma bilateral, para que se convierta en un hábito y se arraigue con mayor fuerza, tanto a los papás como a los hijos.
Para ello, aquí os dejo la segunda pauta:
2. Ya sea en la nevera de vuestra casa, corcho, pizarra, post-it o similar, en un lugar donde se vea, escribiremos cada día (o a menudo):
- Algún reconocimiento o refuerzo a otro miembro de la familia. Dar las gracias por algo también es un bonito reconocimiento.
- Sugerencias sobre cómo mejorar algo, pero valorando el esfuerzo y el resultado de lo que se ha hecho.
Recordad, un reconocimiento objetivo y concreto ("gracias por ser tan atento/a hoy conmigo. Firmado: Papá", "gracias por ordenar un poco tu habitación. Firmado: tu hermano",...).
Será genial que esto lo hagáis tanto hijos a padres como padres a hijos. También a vuestra pareja y entre los hermanos.
Os recuerdo que este hábito es con el objetivo de construir en
vuestros hijos, de una forma clara y segura, una fuerte autoestima y un reconocimiento de sí mismos sobre sus capacidades, destrezas, cualidades,... Además, lo que vuestros hijos se acostumbran a reconocer en los demás, contribuye a que también lo reconozcan en sí mismos, y viceversa, retroalimentándose. ¿Quizá podría ser esto además una pauta para reconocer a los demás, en lugar de criticar?. Mmmm..., yo creo que sí.
vuestros hijos, de una forma clara y segura, una fuerte autoestima y un reconocimiento de sí mismos sobre sus capacidades, destrezas, cualidades,... Además, lo que vuestros hijos se acostumbran a reconocer en los demás, contribuye a que también lo reconozcan en sí mismos, y viceversa, retroalimentándose. ¿Quizá podría ser esto además una pauta para reconocer a los demás, en lugar de criticar?. Mmmm..., yo creo que sí.
Os pido que os hagáis una pregunta (bueno, dos): ¿Cuantas cosas positivas puedes decir sobre ti mismo en 10 segundos? ¿Y negativas?
Las positivas tienen que salir tan automáticas como las menos positivas (vamos a llamarlas áreas de mejora). Si pasa lo contrario es precisamente porque desde que somos pequeños, tanto en nuestra casa como en el cole, siempre nos dicen lo que está mal hecho, seguro que con el objetivo de mejorarlo, pero el mensaje que nos queda después de tantos años es eso, lo que hacemos mal. Y esos mensajes serán la voz interior con la que nos hablaremos el resto de nuestras vidas.
Haced que esa voz sea positiva y constructiva. Está en vuestras manos. O más bien en vuestra palabra.
Adelante con esta pauta.
Feliz semana familia.