Nos damos cuenta de que el poder de las palabras tiene su límite.
Conocer un idioma, es esencial para conocer a una cultura, a un país y a su gente. Ya había viajado, sin saber el idioma... y me di cuenta de lo que me había perdido.
Conocer, aunque sea un poco, el idioma del lugar donde uno va a trabajar, estudiar, vivir, o simplemente de vacaciones lo CAMBIA TODO. Permite acercarse a la gente, comunicar con ellos, poder desenvolverse en el país, en las administraciones, en los lugares públicos y privados etc... Pero además de eso... y es lo que más me impacto, es que cuando más se conoce y practica un idioma, mas se entiende a la sociedad hablante, sus costumbres, su manera de vivir, en su forma de ser.
Se entienden muchas cosas! Y ahora, ya hace tantos años que hablo castellano a diario que además de soñar en ese idioma, sé que para expresar tal o cual cosa, me resulta mas fácil en un idioma que en otro. Y es porque cada idioma tiene su propio matiz, y las palabras están cargadas de historia, de historia de cada país, y por eso, ciertas palabras pueden expresar más precisamente lo que uno siente o piensa en un idioma que en otro.
Aprender un idioma, es abrirse a un nuevo mundo, es expandir sus recursos a la hora de expresarse y crear lazos con otras personas y culturas. Una persona que aprende un idioma también poco a poco va descubriendo una cultura e historia.
Cuando empecé a enseñar mi idioma, lo volví a descubrir y me apasiona enseñar porque me parece muy importante. Trato siempre de adaptarme al alumno, y a sus necesidades, y trato siempre de transmitirle el gusto del idioma, ya que (sobre todo al principio) puede ser difícil y hasta a veces inalcanzable aprender y hablar otro idioma.
Con paciencia y ganas todo se puede conseguir, yo misma me demoré cierto tiempo en hablar bien el castellano por ejemplo... pero fue sin duda una de las mejores decisiones de mi vida.
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