El Aguafuerte, Técnica de grabado calcográfico de método indirecto sobre una plancha o matriz de metal, generalmente de cobre, (aunque puede ser bronce, zinc o aluminio) donde los surcos del grabado se trabajan mediante un barniz protector (compuesto de cera de abeja, betún y resina) y un mordiente (en este caso percloruro férrico).
Primero se comenzará por recubrir la matriz aplicando un barniz protector mediante calor controlado, así el barniz, en este caso de bola, se comenzará a derretir sobre la matriz. Luego, con una muñequilla de cuero, lo iremos esparciendo para asegurarnos que no quede ninguna zona de la superficie expuesta. Luego, se vuelve a exponer al calor mediante una antorcha a llama viva para que quede homogénea y se pueda mezclar con ollín (método de la escuela francesa del grabado). Una vez terminado este proceso y con la matriz fría luego de la exposición al calor, procederemos a cubrir con cinta de papel masking tape, los bordes de la plancha y la zona reversa. De esta manera, durante el trabajo del diseño, el mordiente no entre en zonas no deseadas.
Posteriormente, se realiza el diseño sobre la superficie barnizada mediante una herramienta de punta de metal, que pueda remover el barniz en finas líneas, pero no lo suficientemente afilado para generar surcos en la matriz de manera directa. Este diseño puede ser de muchas maneras, pero lo correcto debería ser una imagen en lenguaje de tramas que nos permita sacar el máximo provecho a la técnica.
Una vez terminado el proceso de diseño, la matriz se sumerge en una solución de agua y cloruro férrico (mordiente holandés), que corroe las áreas descubiertas de la matriz que no están protegidas por el barniz, formando un patrón de líneas entramadas. Estas líneas retienen la tinta y, según su profundidad, las líneas contienen más o menos cantidad de tinta, lo cual se traducirá en claros y oscuros.
Para producir la imagen, el diseño se divide según la cantidad de valores tonales que posea. Siempre la tabla de acidación (tiempos de inmersión de la matriz en el mordiente) comenzará desde los máximos oscuros hasta llegar a los medios tonos hacia la luz. Es decir, comenzará desde tiempos más extensos, que pueden suponer horas, hasta llegar a inmersiones de algunos pocos minutos para trabajar zonas de luz en nuestros diseños.
Una vez termina la fase de diseño, es hora de concentrarse en el área de la impresión. Para estos fines se deberá escoger la tinta apropiada según criterios de ejecución y estéticos. Se ha de tomar en cuenta cuestiones propias de la imagen como el contraste, medios tonos, pátinas, colores, entre otras. También un rol importante juega el papel y sus características, como puede ser el grano, gramaje y tono de este. Siempre es recomendable un papel de algodón y libre de ácido, con un gramaje suficiente para soportar la humedad previa a la cuál se debe exponer antes de la impresión.
El grabador deberá siempre ser muy cuidadoso con la contaminación cruzada que pueda existir durante todas estas etapas. Por eso el taller de impresión debe disponer de zonas limpias, para manipulación de matriz o papel y zonas sucias de entintado y mordiente.